viernes, 31 de enero de 2014

Her y el trabajo más horrible del mundo




Que llegues a enamorarte de tu aplicación del Iphone no me causa tanto trauma como pensar que en un futuro pueda existir el negocio en el que trabaja el personaje de Joaquin Phoenix, Theodore.

No tiene nombre, no se conoce cuales son las tarifas ni como funciona exactamente pero a grandes rasgos, si has visto la película, se deduce en que consiste: en el futuro puedes contratar a una empresa para que escriba cartas (puede que de todo tipo, puede que también otra clase de textos) por ti, en tu nombre, para alguna persona, se supone, especial.

No se me ocurre negocio más repulsivo. ¿La venta de armas? ¿La prostitución infantil? ¿Narcotráfico? NADA comparado con esto.

Es un negocio para esa gente que tiene una persona lo suficiente especial como para enviarle una carta en vez de un whatsapp pero no lo bastante para escribirla ellos mismos. Es decir, un negocio creado para gente miserable.

Pongo como ejemplo la situación más obvia: una pareja enamorada. O mejor, una pareja que está empezando a enamorarse.
Te llega una carta de ESA persona, la abres con toda la ilusión (a mí al menos me haría ilusión, si vosotros sois unos desustanciados ya no lo sé) y empiezas a leer cosas maravillosas que tú crees que le salen de dentro, que ha abierto un poquito (o mucho) su corazón para ti;  te habla de aquella canción que tanto os gusta a los dos, del tiempo que pasáis y quiere pasar contigo y toda esa clase de moñadas.
Y claro, caes rendido/a.
Pero TODO lo ha escrito otra persona.


Ahora estás enamorado/a de alguien que ha contado intimidades y momentos personales que habéis vivido juntos a un total desconocido para que este pueda personalizar mejor una carta que tú crees llena de sensaciones  pero que, en realidad, está completamente vacía.
Es que ni "currarse" el buscar un poema de algún escritor y hacerlo pasar como suyo (que ya es de ser gañan también).

¿En serio no os parece horrible?

Por si fuera poco, en un momento de la película Theodore menciona que lleva 5 años trabajando con un mismo cliente. 5 AÑOS.
Peor que unos cuernos. Mucho peor.



Me gustaría tener una cita con Theodore para tirármelo durante horas hacerle mil preguntas sobre su trabajo y averiguar como alguien podría estar tranquilo sabiendo que gracias a él tantísimas (o poquísimas, que tampoco sabemos la productividad del chico este) personas viven en unos, ya de por sí, falsos mundos de yupi.